La reconquistense Julia Cricco, hija de la reconocida Mari P. de Cricco y el Dr. José Luis Cricco, encabeza un equipo científico que logró un descubrimiento que podría abrir el camino hacia nuevos tratamientos para la enfermedad de Chagas, un grave problema de salud pública en Argentina y América Latina.

Cricco, licenciada en Biotecnología y doctora en Ciencias Biológicas por la Universidad Nacional de Rosario (UNR), lidera junto a los investigadores María Gabriela Mediavilla y Marcelo Merli del Instituto de Biología Molecular y Celular de Rosario (IBR-Conicet/UNR), un estudio en colaboración con Paul Cobine y Xinyu Zhu de la Universidad Auburn (EE.UU.).

El trabajo fue publicado en The Febs Journal, una de las revistas científicas internacionales más prestigiosas en biología celular y molecular, y representa el primer estudio mundial que describe este sistema en el parásito Trypanosoma cruzi, causante de la enfermedad.

Un blanco para frenar al parásito

Los investigadores lograron identificar un mecanismo que el parásito necesita para sobrevivir: el uso de iones de cobre. Cricco explicó en diálogo con Radio Amanecer:

“El parásito requiere de ciertos compuestos o cofactores para sobrevivir, tanto en la vinchuca como en el organismo humano. Entre ellos están los iones de cobre. Vimos que si alteramos ese equilibrio, el parásito no puede desarrollarse. Eso lo convierte en un blanco muy atractivo para diseñar futuros tratamientos”.

Lo más prometedor es que este mecanismo es diferente en el parásito y en las personas, lo que permitiría atacarlo sin dañar al organismo humano.

Una enfermedad silenciosa y poco visibilizada

En Argentina, se estima que alrededor del 4 % de la población está infectada con Trypanosoma cruzi. La enfermedad suele permanecer sin síntomas durante años, hasta que provoca complicaciones graves, especialmente cardíacas.

“La enfermedad de Chagas no debe ser vista como un problema individual, sino como un desafío social, cultural y de salud pública. No es un estigma, es una responsabilidad colectiva afrontarla y difundir conocimiento, por eso no queremos que se diga mal de chagas”, destacó Cricco.

El estudio, que demandó seis años de investigación, abre nuevas perspectivas y ya suma resultados alentadores en ensayos publicados también en la revista Vaccines, donde se mostró que una vacuna experimental podría mejorar la función cardíaca y prevenir daños tanto agudos como crónicos.

Con este avance, el equipo del IBR refuerza la esperanza de que la ciencia argentina aporte soluciones concretas a una enfermedad que aún afecta a millones de personas en la región.