Joel Figueredo, peluquero de la ciudad, decidió transformar su oficio en una herramienta de ayuda y esperanza. Lo que comenzó en el barrio Asunción, con los niños que se acercaban con “su monedita” para cortarse el pelo, hoy se convirtió en un proyecto solidario que recorre barrios, merenderos y calles de Reconquista.

“Al principio, los chicos venían con su monedita y yo les cortaba a todos. Después, con la crisis económica, esa monedita desapareció. Ellos igual pasaban a saludarme con una sonrisa. Entonces pensé que era mi turno de compensar lo que ellos hicieron por mí en mis comienzos”, relata Joel.

Desde entonces, cada domingo por la mañana recorre distintos puntos de la ciudad para cortar el pelo a niños de barrios y merenderos. Además de un corte, los pequeños reciben un desayuno, convirtiendo la jornada en un momento de encuentro y cuidado.

Pero su tarea no termina ahí. Joel también sale entre semana a las calles y semáforos, donde corta el pelo a personas en situación de calle o que trabajan en la vía pública. “Nosotros le cortamos a todos, sin discriminar. Es hermoso, te agradecen con una sonrisa. Eso me llena, me ayuda a cerrar vacíos”, cuenta emocionado.

Con tijera y máquina en mano, Joel Figueredo demuestra que la solidaridad también se puede expresar en un simple corte de pelo, capaz de cambiar un día… y quizá, una vida.