Nos llegó una interesante reflexión sobre el tema adicciones, del doctor DR. Juan Alberto Yaria, director general gradiva-Rehabilitación en Adicciones.
A continuación compartimos íntegramente el artículo:
“ERA DE “BLANDENGUES”
” …donde nada está prohibido nada merece la pena” K. Chesterton
Al ver y tratar ciertas situaciones clínicas en adicciones observamos que el tríptico fundante del desarrollo infantil: amor incondicional, límites y valores se halla en quiebra.
Jóvenes que reclaman límites se encuentran con la nada y el vacío; el amor incondicional se convierte en la agonía del Eros siendo entonces unión maltrecha y la transmisión de valores en mensajes sin horizonte ni sentido.
Jorge (18 años) huye de su madre y de su padre; lo enloquecen ya que la “billetera fácil” lo encadenó a la locura. Sin límites hay esclavitud. Las drogas y las “sociedades paralelas” (narcos, villas, transas, etc.) “hipotecaron” su vida. Encuentra en la comunidad terapéutica un refugio y una “posada” para rescatarse.
Recuperar su libertad.
Además, esa vida tóxica e “intoxicada” por la incongruencia de las normas y valores en la agonía del eros fundante lo lleva al delirio. El delirio es la máxima fuga y se convierte en su peculiar “idiolecto” (lenguaje privado; eso es el delirio) en el destructor de todos los espíritus malignos.
Vagando por las Villas, aunque vivía en un “country” exclusivo se transformó en un “nadie” expuesto a todo y a cualquier explotación de los antisociales que lo rodeaban.
Vivimos, entonces, la era de los “blandengues “termino castellano que alude a la vacuidad de los límites y sin límites no hay vida (“blando, de excesiva debilidad o fuerza de ánimo”-Diccionario de Lengua Real Academia Española). Lo “fofo” y sin sustancia.
La vida es lucha y especialmente contra uno mismo, con todo aquello que nos hace inmaduros y negativos. La vida es mérito porque mérito deriva de merecer. Es lo que nos merecemos para sentirnos dignos y felices en autoestima con nosotros mismos. Para lograr todo esto necesitamos transmisores, gran falla de esta sociedad des-familiarizada y desescolarizada; si estos no están brilla del desierto el vacío que nos anuncia el precipicio.
La ausencia de normas es un horror, la mayor de las esclavitudes; donde no hay límites tampoco hay libertad. Donde nada está prohibido nada vale la pena. La anemia de normas y valores (anomia) es la desgracia de nuestra sociedad. Desde el abandono precoz siendo la calle el desierto de sus vidas o la “billetera” fácil como forma de agrandar aún más los problemas. Todo es blando(“blandengue”), liquido, gelatinoso. Lo “solido se desvanece en el aire” como repite Bauman una célebre frase de K. Marx.
La pregunta sería: ¿…se puede crecer así?
LOS NÚMEROS DE LAS DESGRACIAS
Las estadísticas frías son solo una anécdota en este malestar existencial masivo pero que sirven para graficar lo que vivimos. Casi el 20 % de los jóvenes tiene evidentes signos de adicción a la marihuana con promedio de inicio a los 15 años (¿quién proclamará el consumo de marihuana en tiempos de COVID siendo los pulmones el lugar vulnerable elegido por el virus?). Pero la lógica no parece triunfar en tiempos de irracionalidad.
Casi el 30% de los que comenzaron en la adolescencia presentan un consumo abusivo y más del 46% consumen estupefacientes varios. Los de menores recursos consumen cocaína fumable y los otros por aspiración y, de lo contrario la inyectable con efecto rápido en cinco minutos, frente a los diez de lo que se fuma y quince de lo que se aspira (Sedronar -2017). Todo en tiempo real
como con Internet. No importan las consecuencias.
Oscar mientras tanto recurre a nosotros como un “viejo joven” de 18 años ya golpeado por distintas enfermedades con un EPOC (enfermedad obstructiva crónica) luego de un voraz consumo de marihuana, paco y cigarrillos de los 12 años. Muerte temprana nos anuncia con pulmones en estado de senescencia; es un “joven viejo”. Sus compañeros en estos tiempos de desvinculación afectiva eran Internet (desde ahí también compraba drogas), los mensajes de texto, Instagram: todo en tiempo real, pero sin vivencias que son la “sal” de la vida.
LA ADICCIÓN COMO POBLACIÓN DE RIESGO
Vivimos momentos difíciles. Muchos no pueden sostener la abstinencia en sus casas ya que vivían consumiendo. Los dealers escasean, el “puerta a puerta” de distribución no existe, los boliches que pueden funcionar como centros de distribución ocultos están cerrados, la prostitución vip como otra vía esta cercenada…en fin lo “preciado letal” está faltando. El confinamiento ataca a los “delivery”, muchos inventan el paseo del perro o utilizan empresas de entregas en bicicleta mientras la marihuana y el hachís triplicaron el precio. He vivido esta semana una situación en donde un paciente en abstinencia en su casa se suicidó y otra situación en donde una consumidora se “internó” en una villa con sus hijos para tener a disposición la “pócima deseada y letal”.
Informes mundiales nos hablan de que la crisis del “Corona Virus” está incrementando los problemas de incremento de precios de sustancias. Pero como nos enseña en estos días Roberto Saviano, escritor italiano refugiado fuera de Italia porque su “cabeza” tiene precio, después de escribir la descripción de la mafia en “Gomorra”, ésta inventará nuevas formas y más caras para que la clientela encuentre todo desde drogas, remedios, nafta, etc.
SISTEMA INMUNE Y SUS DAÑOS
El daño al sistema inmunológico (verdadero reservorio de defensas del organismo ante virus y bacterias) que genera el uso de drogas ha hecho que el NIDA (máximo organismo de consulta e investigación y de protocolos de actuación del mundo) alertara sobre este tema: el COVID 19 ataca los pulmones y los fumadores de tabaco y marihuana o los que usan el vapeo incluso con drogas están mayormente predispuestos por el daño pulmonar. De la misma manera los que usan opioides y consumo de meta-anfetamina por los efectos de esas sustancias sobre la salud respiratoria y pulmonar. A esto se agrega la falta de cuidados personales, de aseo, de sueño y alimentación inadecuada que los transforman en sumamente vulnerables y con varias enfermedades asociadas incluso en jóvenes (daños hepáticos, diabetes, problemas cardiacos, etc.). Ni hablar de los que viven en la calle. El uso de opioides en muchos pacientes disminuye el uso de oxígeno en sangre y esto perjudica el cerebro y la salud neuronal. Los que usan meta-anfetaminas y sustancias híper-estimulantes (éxtasis) al contraerse los vasos sanguíneos se contribuye al daño pulmonar. Además, en este momento está mucho más disminuida la urgencia médica para estas patologías ya que todo el equipamiento clínico de las emergencias está dedicada a otras patologías.
CRISIS Y “ZOMBIES O NADIES”
En el medio de esta pandemia surgen los “zombis o nadies” (los que Hegel nombraría como los que viven la “mera vida”) que son aquellos que, entre la omnipotencia, la negación, el autismo y la indiferencia siguen una vida fuera de toda norma sanitaria. Hubo varios hechos en estos meses sugerentes: alemanes que celebran una fiesta tosiendo, playas atestadas de Francia, Florida, fiestas universitarias o la fiesta del 8 M en Madrid que el Gobierno propagandeó en plena pandemia con miles de personas en todas las ciudades y cuando le preguntaron a una ministra por eso en pleno “corona virus” ella contestó muy suelta de cuerpo “…es que en esto a nosotros se nos va la vida”. Termino hospitalizada con corona virus. Grupos quemando barbijos en nuestro Obelisco. La omnipotencia, la soberbia y el Ego es quizás nuestro peor virus. Frente a esto ya surgen voces pidiendo un Estado Totalitario sobre el cual nos alerta R. Agamben (filosofo europeo) utilizando la vigilancia digital al estilo chino o coreano en donde cada ciudadano está hipervigilado por un Gran Hermano.
¿Qué nos pasará?
JUAN ALBERTO YARIA
DIRECTOR GENERAL GRADIVA-Rehabilitación en Adicciones”